Relato de Marine M., Corentin D. y Camille Q.
3. Capítulo III
Estaba andando hacia el lugar y, en el horizonte, vi el lugar de la leyenda donde hay una línea de rocas plantadas cerca del río. Esperé la noche porque era una noche de luna llena y era el día de San Juan (mi fiesta) y volví al lugar con poca esperanza de que la leyenda fuera verdad. Creí alucinar cuando vi la sombra inmensa de la Giganta, exactamente como si la leyenda fuera real. Ante la sombra y el ruido del viento me asusté y huí, corriendo hasta el pueblo. Después de eso, creía que la leyenda era cierta, esa mujer estaba viviendo en este lugar desde había décadas. Necesité un momento para recuperar todo mi juicio tras ese acontecimiento.
Sin embargo, un poco más tarde, estaba pensando que la Giganta debía estar muy sola todo este tiempo. Quizás la Giganta no fuera tan mala y solamente quisiera ser considerada como una persona normal. Así, decidí olvidar las habladurías, dejar mi miedo y volver a verla la noche siguiente. Vi de nuevo la sombra, me acerqué para hablar con ella, pero la sombra no parecía moverse. Me di cuenta de que esta sombra estaba formada por la luz de la luna llena pasando tras las ramas de un árbol. En realidad no era una giganta sino rocas de las montañas y árboles que, gracias a un juego de luz, podíamos creer que era una Giganta.