Relato de Léna C., Pablo R. y Oumaima A.
1. Capítulo I
Raúl nació en una familia pobre, su padre estaba endeudado enormemente debido a su adicción al juego y su madre murió de una enfermedad cuando él aún era joven. A los 18 años decidió irse de casa y desde entonces no ha tenido contacto con su padre. Al no haber terminado el bachillerato y por lo tanto sin un diploma, hizo trabajos ocasionales a tiempo parcial para poder vivir. Se hizo algunos amigos y sus días consistían en ir al trabajo y salir a ver a esos amigos. Su vida no fue ni feliz ni infeliz, solo monótona y agotadora, pero estaba bien para el, bueno, hasta que un día todo cambió.
Ese día, Raúl acababa de ser despedido de su trabajo en el supermercado de la esquina, y como el negocio no iba bien, el dueño tomó la decisión de despedir a uno de sus dos empleados que fue Raúl.
Como una desgracia nunca ocurre sola, el pequeño apartamento que poseía Raúl se vio inundado debido a una plomería defectuosa. Sin trabajo, sin vivienda y con el estómago vacío, esa era la situación en la que se encontraba Raúl. Al no tener suficiente dinero para reservar una habitación de hotel y no querer molestar a sus amigos, Raúl se encontró sin hogar. Sentado en una acera frente a una joyería y pensando en lo que iba a poder hacer para salir de esta situación, de repente Raúl tuvo una idea, una muy mala idea, pero es bien sabido que en situaciones desesperadas los hombres tienden a tomar decisiones estúpidas, y eso sin pensar en las consecuencias.
El plan era simple, entrar en la joyería, fingir estar interesado a una joya, hacer que el vendedor se la mostrara, luego agarrarla y salir corriendo con ella.Desgraciadamente para él, Raúl había olvidado un detalle, estábamos en el siglo XXI, y hoy en día existían sistemas de cierre automático de puertas que impedían que Raúl se escapara y le daban una sentencia de 3 años de prisión.
Tres largos y duros años de prisión ...