Relato de Maxime D., Romane T. y Raphaëlle L.
7. 22h05
Se oyó un ruido estridente que me sobresaltó. El suelo tembló y vi una estatua salir del medio de la calle. Era la representación de la Giganta con sus largos cabellos brillantes que traían la luz como si el sol estuviera en sus fibras. Me acerqué sintiendo los latidos de mi corazón por todo mi cuerpo y distinguí una cerradura a los pies de esa criatura.
De repente, oí un murmullo que provenía de la nube. Se convirtió en un grito cada vez más fuerte hasta que pude poner una cara sobre este sonido. Detrás la oscuridad de una casa, apareció un hombre moreno que corría hacia mí gesticulando enfáticamente. Petrificado, no pude moverme. Era como si mi cuerpo no respondiera a las órdenes de mi cerebro.
Sin aliento, él intentaba explicarme lo que había pasado para que la ciudad estuviera desierta. Aterrorizado, solo entendía que los habitantes habían sido capturados en una gruta por la Giganta y que este joven era el único que había escapado de allí. Cuando hubo terminado, un gran silencio se estableció.