Relato de Maxime D., Romane T. y Raphaëlle L.
12. 23h10
La tensión estaba al máximo y ninguno de nosotros se atrevía a hablar. Estábamos petrificados, nuestros pies no podían despegarse del suelo. Veíamos pasar los minutos sin saber qué hacer.
La tensión estaba al máximo y ninguno de nosotros se atrevía a hablar. Estábamos petrificados, nuestros pies no podían despegarse del suelo. Veíamos pasar los minutos sin saber qué hacer.