Relato de Maxime D., Romane T. y Raphaëlle L.

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Cours: Récits d'espagnol
Livre: Relato de Maxime D., Romane T. y Raphaëlle L.
Imprimé par: Visiteur anonyme
Date: mercredi 15 mai 2024, 08:36

Description

¿Sueño o realidad ?

1. 17h26

He llegado a la plaza hace 2 horas. La hora de la cita está llegando rápidamente, pero no veo a Eva.

2. 17h35

Ninguna noticia de Eva, sé que solo tiene 5 minutos de retraso, pero normalmente es la persona más puntual que conozco. Aun cuando su tren o su metro tiene retraso, llega a la hora en punto o aun con 5 minutos de antelación. Es como si tuviera poderes mágicos, ja, ja, ja. El aburrimiento me hace pensar en cosas completamente ridículas. No creo en magia, todos estos comediantes que se hacen pasar por magos para cobrar dinero, manipular ala gente así es horrible

3. 18 h00

Hay claramente un problema... La plaza está desierta... no he visto al patrón del café que me sirvió el café desde hace tiempo… Se debe desarrollar una ceremonia particular en la ciudad. Una vez,en Madrid me encontré el día de Navidad en la calle y no había ni un gato, todos estaban en iglesias para la misa. Fue un poco aterrador. 

4. 18h30

He idoa buscar al patrón, pero el restaurante estaba totalmente vacío. He dejado el dinero sobre la mesa para mi café. No lo había notado, pero la ciudad estaba realmente desierta, muy diferente de la ciudad que he encontrado cuando he llegado al inicio de la tarde. El sol había desaparecido detrás de una enorme nube amenazante y la temperatura había bajado de varios grados, aunque había visto que hoy sería un día canicular.

5. 20h00

Estoy completamente aterrorizado. Hace una hora y media que estoy buscando signos de vida. He ido a todas las partes de la ciudad, he tocado al menos a cien puertas pero nada… He gritado, he llorado pero nadie me ha respondido. He estado en todas las entradas de la ciudad pero todas están bloqueadas por este gran halo de nube: cuando quiero pasar, esta nube me empuja al interior de la ciudad. 

Entonces, estoy bloqueado en esta ciudad y parece que no puedo escapar.

6. 22h00

Me sentía cada vez más cansado, pero esta sensación estaba sofocada en gran medida por el miedo. Hacía horas, caminaba y caminaba, sin saber realmente mi destino. Un silencio ensordecedor había devorado la ciudad. Afortunadamente, las calles todavía estaban iluminadas por algunas farolas, lo que me ayudaba a mantener el valor. Pero justo cuando este pensamiento cruzó mi mente, todas se apagaron al mismo tiempo, dejándome en una oscuridad aterradora y casi total. El pánico se apoderó de mí. Era como si la ciudad me hubiera escuchado y estuviera jugando conmigo.

 “Solo es un sueño” me dije. Me pellizqué lo más fuerte que pude, pero no hizo nada. Estaba perdido y solo en esas tinieblas.

7. 22h05

Se oyó un ruido estridente que me sobresaltó. El suelo tembló y vi una estatua salir del medio de la calle. Era la representación de la Giganta con sus largos cabellos brillantes que traían la luz como si el sol estuviera en sus fibras. Me acerqué sintiendo los latidos de mi corazón por todo mi cuerpo y distinguí una cerradura a los pies de esa criatura.

De repente, oí un murmullo que provenía de la nube. Se convirtió en un grito cada vez más fuerte hasta que pude poner una cara sobre este sonido. Detrás la oscuridad de una casa, apareció un hombre moreno que corría hacia mí gesticulando enfáticamente. Petrificado, no pude moverme. Era como si mi cuerpo no respondiera a las órdenes de mi cerebro.

Sin aliento, él intentaba explicarme lo que había pasado para que la ciudad estuviera desierta. Aterrorizado, solo entendía que los habitantes habían sido capturados en una gruta por la Giganta y que este joven era el único que había escapado de allí. Cuando hubo terminado, un gran silencio se estableció.

8. 22h15

Fue después de algunos minutos cuando pude hablar.

“¿Por qué las nubes están tan bajas?

-        Son como una barrera, solo podemos entrar. No existe salida sino una llave que deberemos buscar y poner en la estatua para liberarnos.

-        ¿Cómo sabes todo esto?

-        Durante la primera noche, oí ala Giganta contar a su peine cómo nos había hecho prisioneros.”

En ese momento me di cuenta de que la voz serena del hombre me tranquilizó porque ya no estaba solo. Era capaz de pensar de nuevo, así que me levanté y empecé a buscar esa llave. Cada uno de nosotros estaba atravesado por una fuerza que nos ayudaba a continuar, éramos las únicas esperanzas de esa gente. Teníamos que salvar a los ciudadanos de la Giganta.

9. 22h45

A pesar de todas nuestras búsquedas, no encontramos nada. Buscamos en la iglesia, en muchas casas, restaurantes, en el cementerio, lo que resultó inútil y muy aterrador.  No había ninguna llave o algo que se le pareciese. Revisamos cada casa, miramos por todas las calles y todos los pasillos, pero estábamos siempre en el mismo punto. No teníamos ninguna idea sobre el aspecto de esta llave. Con un papel tan importante, tenía que ser impresionante, enorme y quizás pudiera levitar. Sí que encontrábamos muchas llaves, sobre muebles, en las cerraduras, portales, pero nada especial. Estábamos inspeccionando una casa próxima de la plaza cuando me di cuenta de lo ridículo de la situación : “No hemos mirado el tamaño de la cerradura… ¡Tenemos que ir a la plaza para ver por qué perdemos tiempo buscando una llave sin saber ni siquiera qué tamaño tiene !”. 

10. 22h50

Durante el camino hacia la plaza, me di cuenta de que no sabía nada de mi compañero, ni siquiera su nombre.

“- Lo siento, con el pánico y la locura de la situación, no te he preguntado cuál es tu nombre

- Sí, esta historia no tiene sentido, yo soy Manuel ¿y tú ? 

- Esteban”

Después de un minuto de silencio, me atreví a preguntarle sobre su vida y cómo había ocurrido todo eso.

“- Pues, yo tengo 18 años, he vivido en esta ciudad toda mi vida, y ahora trabajo en el comercio de mi madre. Antes de hoy, solo había oído hablar de la Giganta en leyendas que me contaba mi abuela. Era una mujer muy enferma que perdía la cabeza pero estaba completamente obsesionada por la Giganta. Murió hace exactamente un año. Recuerdo que me dijo en su cama de muerte : “Está furiosa, lo puedo sentir, ¡Ojo ! Mi niño, dentro de un año vas a tener que actuar”. No escuché realmente lo que dijo sabes, no era muy coherente. Pero tenía razón, tengo que salvar a mi pueblo, pero no consigo encontrar una estúpida llave !”, exclamó Manuel antes de echarse a llorar.

11. 23h00

No habíamos dicho una palabra desde que habíamos vuelto a la estatua. La presión se hacía sentir, Manuel estaba completamente abatido. A pesar de la fuerza que intentaba llevar a mi compañero, me sentía muy cansado y desesperado. Estaba pensando en los pobres ciudadanos que debían tener miedo. ¿Qué quería hacer con ellos la giganta ?  Pero no pude seguir reflexionando porque oí un grito que me parecía familiar. Girando la cabeza hacia la fuente del grito, comprendí por qué me recordaba algo : era el del hombre. Con miedo, me levanté para reunirme con él y quizá encontrar la razón por la cual había gritado.

Detrás de la estatua, había un cronómetro que nos indicaba el tiempo que nos quedaba para encontrar la llave.

12. 23h10

La tensión estaba al máximo y ninguno de nosotros se atrevía a hablar. Estábamos petrificados, nuestros pies no podían despegarse del suelo. Veíamos pasar los minutos sin saber qué hacer.

13. 23h14

Solo quedaba un minuto. Enfadado, tiré mi abrigo al suelo pero hizo un ruido metálico que nunca había oído. Tan sorprendido como yo, el hombre recogió mi abrigo y en un bolsillo encontró una llave. Una llave magnífica de oro, con la silueta de la giganta grabada sobre el mango. Después de un momento de vacilación, se apresuró a poner la llave en la cerradura.

De pronto, estalló una tormenta. La lluvia y el viento disiparon las nubes que nos aprisionabany vimos a lo lejos un relámpago que rompía las rocas a la entrada de la cueva. Lo hemos logrado, los liberamos.

Pero antes de poder celebrar esta victoria, un relámpago iluminó la ciudad tan fuerte que me deslumbró.

Al segundo siguiente me desperté sentado en el café, con la cabeza sobre la mesa. No entendía lo que acababa de pasar. Miraba a mi alrededor y todo era normal, los transeúntes caminaban por la calle y los niños jugaban.

Me di cuenta de que no eran las 23:15, sino las 17:40. Fue entonces cuando Eva llegó disculpándose por llegar tarde. Completamente desorientada le conté mi sueño, el de la leyenda de Giganta. Cuando busqué en mi abrigo lo necesario para pagar el café, mi corazón saltó en mi cuerpo. Saqué la mano del abrigo y descubrí en ella, una llave de oro, grabada con una silueta familiar.