Relato de Léa L., Thaïs N. y Juliette D.

El pozo

Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. «Este es un mundo como otro cualquiera», decía el mensaje.

Luis Mateo DÍez

8. Punto de vista de Eloy

Pasamos la semana que sigue preparando en secreto la expedición, no sabemos lo que vamos a encontrar.

Quizás no vaya a pasar nada y hayamos hecho todo esto para nada, pero tenemos que intentarlo, y más vale prevenir que curar, entonces traemos un poco de comida y un botiquín de primeros auxilios.

Salimos discretamente la noche de la luna azul (que en realidad es de color totalmente normal) y bajamos al pozo. 

Me parece que estamos haciendo algo un poco absurdo, y estoy seguro de que es lo mismo para mi hermano mayor. 

- Bueno, ¿bebamos? 

- ¡Bebamos!

 Tan pronto como degluto el agua, mis ojos se cierran. La idea de que alguien hubiera podido envenenarnos pasa por mi mente pero la olvido, mientras me hundo en la inconsciencia. 

… 

Me despierto brutalmente porque siento agua caer sobre mí. 

- ¡Ven y mira! Hay alguien en el pozo!, oigo decir a una voz desconocida.

- No está solo, hay una segunda persona ahí.

- Pues no te quedes aquí, ¡ayúdame a sacarlos de ahí!

No puedo entender quiénes son las voces que no conozco. Apenas puedo despertarme, veo a mi hermano todavía durmiendo.

¿Cuánto tiempo llevamos aquí? ¿Es el agua lo que nos hizo dormir?

 

Intento reunir mis pensamientos lo mejor que puedo, pero me siento débil, como si me hubieran drogado. Antes de que pueda levantarme, siento a dos personas que me cogen, una sosteniéndome por los brazos y la otra por los pies. Me dejo llevar, no puedo luchar todavía, pero tampoco me apetece. Quiero saber quiénes son estas personas y adónde me llevan. 

Es realmente muy extraño, salimos del pozo pero no subimos a la superficie, vamos a algún tipo de habitación, al lado del pozo. No entiendo dónde estamos.

¿Sigo soñando? 

Me dejan con mi hermano, hablan entre ellos pero de manera demasiado baja para que pueda escuchar. Nos dejan con un vaso de agua y un plato de comida y luego salen y cierran la puerta. 

Pasan unos minutos antes de que mi hermano se despierte:

 - ¿Dónde estamos? le pregunto.

- No tengo ni idea, dice.

- ¿Cómo te sientes?

- Me siento atontado, como si el agua que bebimos anoche nos hubiera drogado. me dice Javier.

- Tengo exactamente el mismo sentimiento y no tengo memoria, el agujero negro después de beber el agua. ¿Crees que fue a propósito? ¿Que quien puso los mensajes en el pozo lo hizo a propósito para atraernos, drogarnos y secuestrarnos? le estoy preguntando.

- No tengo ninguna idea de lo que parece más plausible, pero ¿por qué? ¿Con qué propósito? ¿Y por qué servirnos comida y ponernos en una habitación cómoda con sillas y camas?

Hay demasiadas preguntas corriendo por mi cabeza y me arrepiento de haberme acercado tan malditamente bien y de haber hecho estúpidamente lo que esos mensajes nos decían. Entonces empezamos a comer y beber, en silencio, mientras reflexionamos y tratamos de entender. 

 ...