Relato de Juliette S., Julien G, Basile P. y Claudia DS.


Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. «Este es un mundo como otro cualquiera», decía el mensaje.

El Pozo, de Luis Mateo Díez

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Cuando Eloy nos mostró el papel, nuestros padres lo regañaron pensando que era una mala broma. Por mi parte, su mirada asombrada me había convencido de que decía la verdad. Así que ofrecí mi ayuda para investigar el misterio. Una noche, mientras nuestros padres dormían, me metí en el caldero para que mi hermano me descendiese en el pozo. Cuando llegué al fondo, intenté descubrir una pista que desentrañara este misterio.

Empecé a buscar desesperadamente cualquier cosa que nos pudiese ser útil para resolver el misterio, sin embargo el tiempo avanzaba y no encontraba nada. Justo cuando estaba a punto de rendirme, me di cuenta de que había una cosa que brillaba en el fondo del agua, : una caja con un candado. Seguí buscando, sin éxito alguno, con el fin de encontrar la llave; sin embargo, justo antes de salir del pozo me di cuenta de que había otra botella con otro mensaje. Rápidamente cogí la caja y la botella y le pedí a Eloy que me subiese, estaba ansioso por ver qué contenía la caja y qué nuevo mensaje contendría esta segunda botella.

El mensaje de esta segunda botella resultó ser un mapa que nos indicaba el camino para alcanzar un lugar llamado “un mundo como otro cualquiera”, lo que nos hizo recordar el contenido del primer mensaje. Decidimos ir en busca de este mundo desconocido, pero antes decidimos buscar alguna herramienta con la que abrir la caja para ver si dentro de ella había alguna pista más. Finalmente, tras muchos intentos conseguimos abrir la caja, y encontramos una cosa que no podríamos haber imaginado. En su interior encontramos una llave. De camino a casa no pudimos parar de pensar en la llave, ¿sería realmente una pista para resolver el misterio? ¿Sería la llave de ese “mundo como otro cualquiera”? ¿O sería simplemente una broma?

Al día siguiente decidimos seguir adelante con nuestra investigación, decidimos seguir el mapa con el fin de poder encontrar ese “mundo como otro cualquiera”. Tras un largo día caminando desde el pozo e imaginando que encontraríamos al final del camino, finalmente llegamos al sitio que marcaba el mapa. Sin embargo, este lugar no era la entrada a ese mundo desconocido, sino un pozo cerrado con un candado. Intentamos abrir el pozo con la llave que encontramos en la caja, y para nuestra sorpresa conseguimos abrir el pozo. Esta vez fue Eloy quien bajó al pozo, y nada más llegar abajo empezó a gritar que bajase rápidamente. Yo le hice caso al instante pensando que podía estar en peligro, sin embargo para mi sorpresa cuando llegué abajo Eloy no gritaba por peligro sino de sorpresa ya que en el pozo encontramos una puerta que decía “ Bienvenidos a un mundo como otro cualquiera”.

Decidimos empujar suavemente la puerta para ver lo que había al otro lado. Por la abertura surgió una luz blanca. La temperatura en el pozo bajó repentinamente. Al otro lado de la puerta apareció un paisaje blanco. Estábamos atónitos ante este paisaje, parecía que detrás de la puerta existía otro mundo, un mundo de nieve y de montañas. Nos arriesgamos a atravesar la puerta para resolver este misterio. Detrás de la puerta, los copos de nieve caían suavemente. En el suelo podíamos ver pisadas en la nieve. Estas huellas podían ser las de nuestro hermano, así que decidimos seguirlas. Después de una hora de caminata estábamos a punto de dar media vuelta porque teníamos miedo de perdernos. Pero, de pronto, pudimos ver un árbol a lo lejos. Llegamos al árbol y en las raíces encontramos una tercera botella. Estábamos entusiasmados porque pensábamos que en la botella se podría encontrar una nueva pista.

Abrimos esta botella y descubrimos un nuevo mensaje, más largo que los anteriores. «Hermanos : bienvenidos a mi mundo. Estoy seguro de que papá y mamá no aprueban mi elección de vida. Estoy seguro de que cuando caí en el pozo sin fondo que es la droga, lo vivieron como una tragedia. Lo siento, pero tenéis que entender que es más fácil así. La cocaína me ayuda : todo el mundo sabe que un paisaje nevado calma los nervios. Supongo que si leéis este mensaje, es que habéis caído en el mismo pozo que yo. No pasa nada, todo sera más fácil ahora. De verdad, es un mundo como otro cualquiera ». Y abajo, una firma, simplemente un nombre : « - Alberto ».