Relato de Léna C., Pablo R. y Oumaima A.

Los Mallos

Improbable reconversión

Los Mallos

5. Capítulo V

Raúl en el camino de vuelta se sintió un poco deprimido por el resultado final del viaje. Eva y Raúl decidieron volver por otro camino más largo que no necesitaba escalar. No veían gran cosa. Para ver, tenían solamente cada uno una linterna y la luz de la luna que poco a poco desaparecía entre las nubes.  

Todos los sueños que Raúl imagino durante su viaje de ida volvieron a la superficie de su mente. La cabeza agachada,intentaba clarificar sus pensamientos y ser más optimista. Era muy duro para él volver a empezar de nuevo otra vez, buscar un trabajo, un alojamiento, un lugar donde podría ser feliz hasta el final de su vida y poder cumplir su deseo de volver a una vida normal.  

Eva, en cabeza, con prisa de volver, sentía que el tiempo  estaba empeorando, el viento se levantaba con más fuerza y una fina capa de niebla se estaba formando. Tenía el presentimiento que la niebla iba  a empeorarse a lo largo del camino.

“No tenemos que dar prisa, sino no veremos nada y podría ser peligroso” dijo Eva dándose la vuelta. Nada más haber dicho la frase y mirando hacia atrás perdió de vista a Raúl. Una nube descendió y estaba rodeando a Raúl. Eva se paró, pensando que Raúl iba a llegar.De repente la niebla que tenía delante de ella le borro la vision. La trampa de la naturaleza se cerró también sobre ella.

Raúl sumergido en sus pensamientos, oyó la voz de Eva. la cabeza, y se paró.  No sabía desde el principio a dónde iba, su corazón empezó a tambalear de forma irregular. Sin su amiga no había forma de volver a casa. su teléfono, no había cobertura.

“Mierda. Ahora qué hago yo? En cualquier momento estoy cerca de un precipicio y me mato. Vaya no me imaginaba acabar así.” dijo Raúl hablando en voz baja. Continúo andando despacio y arrastrando cada paso para sentir si había un vacío.

Eva por su lado decidió continuar para conseguir tener cobertura. Andaba rápidamente, el pánico invadía su cuerpo despacito.

Raúl le temblaban las piernas. Miraba constantemente su teléfono, intentaba llamar a Eva, pero no tenía respuestas. Tenía la mirada fija hacia el teléfono. De repente, bajo su pie sintió el vacío. El pánico subió como un rayo, y su cuerpo entero se paralizó. Se cayó hacia adelante y su primer reflejo fue agarrarse a cualquier roca.  Sus piernas estaban balaceándose en el vacío y sus manos sangrando se agarraron. Raúl empezó a gritar con todas sus fuerzas, con la esperanza que Eva le oyera. Tenía los ojos cerrados para no mirar el precipicio. Mirando en dirección del borde abrió los ojos. Una luz se intensificaba en su dirección, el ruido de pasos se acercaba hacia él. Vio la forma de una mano que se formaba en la niebla acercándose y una voz grave le dijo “ Ten, coge  mi mano “.