Relato de Léna C., Pablo R. y Oumaima A.
Los Mallos
Improbable reconversión
2. Capítulo II
Tres meses después de su salida de la cárcel, Raúl encontró sus amigos que no había visto desde un tiempo tan largo como si le parecía a siglos.
Se reunieron en el bar del centro donde acostumbraban a pasar las noches comiendo tapas, bebiendo cerveza, y teniendo una vida tranquila.
A sus amigos no les parecía ser una buena idea hablar de su vida pasada, oscura: había que pasar página y empezar una nueva vida. Todos habían vivido sin él muchos años, ahora tenían que informarle de todo lo que había pasado sin él. Era una manera de acoger y conocer a este hombre que para numerosos de sus amigos era ahora casi desconocido. Pero, rodeado de gente que era feliz, sonriendo y gritando, Raúl tenía la cabeza en otra parte. Se sentía como un intruso, solo en este grupo. “¿Qué pasa Raúl?” gritó José. “¿No eres feliz de ver tus amigos? ¿Quieres decirnos algo?” Raúl respondió que tenía problemas para encontrar un nuevo trabajo, un apartamiento… Era como si tuviera una lista de tareas pendientes tan larga que no sabía cómo empezar y estos objetivos: tenía la impresión de que nadie quería hacerle un favor y contratarle.
Así es como sus amigos decidieron contarle la historia de la Giganta de los Mallos : "En esos parajes vivía una anciana de estatura gigantesca, de la que se decía que usaba artes de brujería. Los habitantes del pueblo vivían atemorizados. Cansada de verse siempre temida y rechazada, la Giganta (así la llamaban), hizo surgir un día las enormes rocas y las plantó con fuerza junto al río Gállego para poder vivir escondida y refugiada tras ellas.
Dicen que si hay luna llena, en la noche de San Juan se la puede ver sentada en el mallo Pisón, peinando sus largos cabellos blancos tras humedecer el peine en el Gállego." le propuse a Eva ir a pasar el fin de semana a Riglos para conocer ese lugar. Su respuesta picó todavía más su curiosidad: "si quieres que tu vida dé un giro de 180°, cita en Murillo de Gállego, en la plaza del pueblo, el viernes a las cinco y media". Allí fui.