Relato de Léa L., Thaïs N. y Juliette D.
El pozo
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. «Este es un mundo como otro cualquiera», decía el mensaje.
Luis Mateo DÍez
17. Punto de vista de Eloy
Mundo de Eloy y Javier, segundos después de que llamen a la puerta de sus padres
Los segundos me parecen años cuando estamos delante de nuestra casa esperando que nos abran la puerta. Oigo ruido de fondo : voces y risas de niños… No puede creer que estoy a punto de verme cuando tenía cuatro años. Alberto nos ha dicho que no habría problemas con la diferencia de edad y con nuestros disfraces pero solo es la teoría.
- Hola ¿qué tal? ¿Os puedo ayudar?
¡Mamá es tan guapa hace veinte años! Pero no puedo distraerme.
Alberto explica la situación y ella parece creernos y está a punto de hacernos entrar en la casa cuando mira a Javier.
- Sus ojos son magníficos. Tienen el color entre el azul y el verde, como los de mi hijo.
Durante un segundo, estamos los tres como paralizados. Pero Javier toma el control de la situación.
- Gracias, señora. Es verdad que mucha gente me dice que tengo ojos preciosos. Mis hermanos no han tenido la misma suerte con sus ojos. ¿Empezamos las obras? Disculpe señora, no tenemos mucho tiempo para charlar, pero me encantaría hacer esto después del trabajo. Somos nuevos en este pueblo y no conocemos a nadie.
Mamá parece encantada así que nos acompaña hasta el pozo y propone traernos el café.