1. I

Cuandolleguéallugardeencuentro,nosabíamuy bien qué esperar. Estabaansiosa pero también un poco asustada, porque Eva no había querido darme másdetalles y me había pedido que no dijera a nadie adóndeíbamos. Lo único que medijofue que fueseconzapatos para caminar.

Cuando llegué, no tuve dificultad en reconocerla. Llevaba una gran bolsa de senderismo y bastones. Cuando me vio llegar, hizo un gran gesto para saludarme y dijo: "¡Hola, Alba! Espero que estés lista porque nos espera una gran caminata, pero no te preocupes, ¡conozco el camino de memoria!” Su entusiasmo me tranquilizó yle contesté:

"¡Estoy lista y no puedo esperar a ver lo que va a cambiar mi vida! Pero dime, ¿adónde vamos exactamente?”

“Lo explicaré todo por el camino ¡pero no perdamos más tiempo! Tenemos que llegar antes de que anochezca o el camino se volverá peligroso.” respondió Eva.

No le pregunté más y así, nos pusimos en marcha.