Relato de Eloïse R., Romane L. y Maïtena B.

"En esos parajes vivía una anciana de estatura gigantesca, de la que se decía que usaba artes de brujería. Los habitantes del pueblo vivían atemorizados. Cansada de verse siempre temida y rechazada, la Giganta (así la llamaban), hizo surgir un día las enormes rocas y las plantó con fuerza junto al río Gállego para poder vivir escondida y refugiada tras ellas.

Dicen que si hay luna llena, en la noche de San Juan se la puede ver sentada en el mallo Pisón, peinando sus largos cabellos blancos tras humedecer el peine en el Gállego."

Cuando unos amigos de Huesca me contaron esa leyenda de la Giganta de los Mallos, le propuse a Eva ir a pasar el fin de semana a Riglos para conocer ese lugar. Su respuesta picó todavía más mi curiosidad: "si quieres que tu vida dé un giro de 180°, cita en Murillo de Gállego, en la plaza del pueblo, el viernes a las cinco y media". Allí fui.

1. I

Cuandolleguéallugardeencuentro,nosabíamuy bien qué esperar. Estabaansiosa pero también un poco asustada, porque Eva no había querido darme másdetalles y me había pedido que no dijera a nadie adóndeíbamos. Lo único que medijofue que fueseconzapatos para caminar.

Cuando llegué, no tuve dificultad en reconocerla. Llevaba una gran bolsa de senderismo y bastones. Cuando me vio llegar, hizo un gran gesto para saludarme y dijo: "¡Hola, Alba! Espero que estés lista porque nos espera una gran caminata, pero no te preocupes, ¡conozco el camino de memoria!” Su entusiasmo me tranquilizó yle contesté:

"¡Estoy lista y no puedo esperar a ver lo que va a cambiar mi vida! Pero dime, ¿adónde vamos exactamente?”

“Lo explicaré todo por el camino ¡pero no perdamos más tiempo! Tenemos que llegar antes de que anochezca o el camino se volverá peligroso.” respondió Eva.

No le pregunté más y así, nos pusimos en marcha.