6. VI

Durante los tres días que siguieron, no podía pensar en otra cosa, tenía muchas preguntas y nadie podía contestar a ellas, ni siquiera mi amiga. Para mí, todo era una broma que Eva me quería gastar. Hablé muy poco con ella en el instituto ya que me sentía traicionada y le dije que no iría al Gállego ya que me parecía ridículo. Pero había demasiado misterio en Marta y no podía parar de pensar en los poderes de los que me había hablado. ¿Realmente Marta podría cambiar mi vida?, ¿por qué la noche de San Juan es el único momento en el que podía ir?...

El día de la noche de San Juan, dudé mucho en acudir a la cita de la anciana. Finalmente decidí emprender el camino hacia el río. El camino fue difícil ya que era de noche, estaba sola y una vez más no había ninguna señalización que indicara dónde estaba el Gállego. Mientras caminaba, vi como efectivamente había luna llena y a lo largo vi su reflejo en el agua.

Al final de un camino largo de rocas, llegué por fin al molino del que me había hablado Marta pero no estaba ella. Esperé un poco hasta que una luz me deslumbró. No podía distinguir lo que brillaba, así que decidí acercarme. Conseguí ver una silueta gigante sentada en la orilla y con un peine en la mano. Supuse que era Marta y decidí acercarme: “Hola, ¿Marta eres tú?” Pero no obtuve respuesta. Volví a preguntar “¿Marta?”. Esa vez, se asustó y me miró fijamente con sus grandes ojos azules.

“Hola”, dijo susurrando, “pensé que no vendrías”

“Me lo he pensado mucho antes de venir pero tengo intriga por saber cuáles son tuspoderes y qué vas a poder cambiar en mi vida.”

“Ven y siéntate al lado de mí, te voy a contar todo”.

No sabía si confiar en ella pero ya estaba ahí y no había vuelta atrás, así que decidí sentarme junto a ella, con los pies en el agua.

Le pregunté “ ¿Por qué es necesario venir la noche de San Juan? ¿y por qué con luna llena? ¿ y por qué llevas un peine en la mano que moja en el río de vez en cuando? y…”

“Tranquila”, me interrumpió la anciana, “ En la noche de San Juan la luz de la luna es muy potente y como ves refleja con gran intensidad en el Gállego. Ese fenómeno me permite aplicar los conocimientos que aprendí hace años, como ya te dije hace tres días. Gracias a la luz y al agua, el peine me ayuda a invocar a un ser querido que perdí hace tiempo, la anciana que me acogió en su casita y que me enseñó todo lo que sé ahora. Así, una vez al año puedo comunicar con ella y olvidarme de todo. Me ayuda a sentirme bien, y a no pensar en el rechazo que tienen los habitantes del pueblo sobre mi aspecto. Por lo tanto, si Eva te ha traído hasta aquí significa que has perdido a alguien importante en tu vida y yo te puedo ayudar a hablar una última vez con ella. Para eso me tienes que hablar un poco sobre esa persona”.

“Sí,... hace cuatro años perdí a mi hermana mayor, ella era todo para mí, hacíamos todo juntas, éramos como gemelas y no nos separábamos nunca. Hasta que un día tuvimos un accidente de coche y ella no se recuperó. Fue tan repentino que no me pude despedir de ella. Tardé mucho tiempo en aceptar que ya no volvería a verla ya hora hago todo para que ella esté orgullosa de mí.”

“Lo siento mucho”, me contestó, “ pero no te preocupes, hoy es el día en que vas apoder despedirte de ella como se merece, sólo tienes que confiar en mí”.

“Vale, sólo espero que no sea una broma y que funcione de verdad porque no creo que pudiese soportarlo.”

“Tranquila, vamos a empezar. Cierra los ojos y piensa fuerte en tu hermana.”

En ese momento, la anciana empezó a cantar una canción dulce, y a peinarse con el cepillo que había mojado previamente en el Gállego.

De pronto escuché una voz familiar. Era mi hermana, que me decía palabras muy bonitas y reconfortantes. Abrí los ojos y la vi, ahí reflejada en el agua, iluminada por la luna llena, con su gran melena rubia y tan guapa como recordaba. Pude hablarcon ella, aunque fue un tiempo corto, o eso me pareció, me despedí y en un abrir y cerrar de ojos había desaparecido. Me giré hacia la anciana, y la abracé, tenía tantos sentimientos en mi interior que me puse a llorar, de alegría, o de tristeza, no estaba segura. Marta me miraba con cariño ya que ella había pasado por esto años atrás y comprendía mi situación.

Cuando llegó el momento de irme, me despedí de Marta, le di las gracias e hice el camino de vuelta. Estaba muy aliviada por saber que mi hermana estaba bien, por haber podido despedirme de ella… Solo quería que esto no fuera un sueño, despertarme al día siguiente y recordar todo lo ocurrido, aunque fuera muy surrealista.

Cuando llegué a la ciudad, no quería volver a casa y decidí ir a casa de Eva para disculparme ya que no había sido muy amable con ella los últimos días. Al llegar, me abrió la puerta y le conté todo lo que me había ocurrido. Ella se sorprendió al escuchar que había decidido ir a la cita con Marta. Se alegró por mí y comenzamos a hablar toda la noche de cómo conoció a la anciana, de su experiencia,... Ese sería nuestro secreto.